Reloj de Arena

Nuestras sombras son quemadas diariamente por un silencioso sol, nuestros cuerpos agotados son la evidencia viviente de que la vida no es un sendero tranquilo cubierto de oro. El vidrio de nuestros ojos se ha hecho permanente con cada lágrima derramada en momentos donde la tristeza nos hace más fuerte. Los días siguen pasando, la vida no se detiene por nadie y nosotros seguimos encerrados en este enorme reloj de arena esperando a que el último grano de arena de cada uno caiga para despedirnos de la vida con una gran sonrisa

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