Máscara

Abro mis ojos y el sol colándose por las visagras de mi puerta me hace notar otro día ha empezado.
Las noches no me duran más de un pestañeo. Me preocupa más mi falta de dinero que poder conciliar el sueño.
 Me cuesta respirar y encontrar fuerzas para salir de la cama.
Un día nuevo para mi es tener que presentarle al mundo mi mejor versión. Y el enorme peso de Atlas se postra sobre mis hombros otra vez.
Trato de arreglarme un poco antes de irme pero mi reflejo es el mismo que el de un vampiro en mi espejo. Ni siquiera puedo encontrarme a mi mismo muchísimo menos en un pedazo de vidrio.
Uso un poco de colonia para que la gente me perciba de buena forma pero aveces me siento como un fantasma caminando entre los vivos.
No me gusta salir de mi casa y tener que convivir con la sociedad pero me aterra la idea de lidiar conmigo mismo.
Y antes de girar la perilla, me pongo de mi máscara; una sonrisa y una mejillas con arrugas falsas para que crean que me gusta sonreír. Aclaro mi garganta y me trago la agonía que tiene atrapada mi voz.

Nadie se ha dado cuenta hasta el día de hoy, mi máscara me protege del mundo real pero lamentablemente no me ayuda a enfrentarme a mi realidad.

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